Forastero en su ciudad…

Hola a Todos, Paz y Bien

Cómo va el martes? Vaya «chaparrón» que nos cayó ayer por la noche en Madrid, verdad? Lo bueno es que refrescó un poco el ambiente, que hacía un bochorno tremendo.

Hoy quiero compartir con vosotros un cuentecillo del que me he acordado camino del Despacho. Se llama «Forastero en su Ciudad«.

Os cuento, os cuento: me dirigía al trabajo por la carretera por la que voy todos los días, pero… Sorpresa !!, como todos los días… «Atascazo» (cosa habitual en la carretera M-40).

El caso es que el Atasco me ha cogido a la altura de una salida en la que siempre me fijo y de la que siempre me pregunto: ¿A dónde llevará? Es una indicación que te saca de la M-40 y da la impresión que te lleva por una carretera paralela, pero nunca me había aventurado a ir por allí… Hoy, visto el atascazo que se presentaba, me he dicho: «peor no puede ser», jeje, así que con un golpecito de dedo al intermitente me he metido en la carretera, que, ciertamente, era «paralela» a la M-40 y que me ha dejado muy cerquita del Despacho.

Me ha resultado gracioso ir por esta carretera. Era como ir por la parte de detrás del camino de siempre. Las mismas cosas, pero por detrás… las mismas cosas, pero nuevas. Dando vueltas a esto, me he acordado del cuentecillo que os comentaba al principio y que aquí os paso.

Como siempre, espero que os guste y os toque en algo.

Un abrazote… de los que se dan por detrás.

Fer

FORASTERO EN SU CIUDAD

Rabindranath Tagore acompañó de pequeño a su padre a las montañas Dalhousie en la región de los Himalayas, y reflexiona en su autobiografía sobre la fuerza de la primera visión:

«Ésa es la ventaja de la primera visión: la mente no sabe que va a haber otras. Cuando se repite la experiencia, la mente se aburre y se distrae. Cuando la mente no sabe si va a repetirse, como sucede cuando vemos algo por primera vez, se concentra y disfruta. Yo a veces me imagino ser un forastero en las calles de Calcuta, y sólo entonces descubro lo mucho que hay que ver. Viajamos para ver las cosas por primera vez».

Ése es el secreto de mucha alegría en la vida. Pasearse por su ciudad como un forastero. Entrar en su casa por la ventana. Mirarse al espejo con un grito de asombro. Tomar la vida diaria como aventura, el trabajo como descubrimiento, las personas como sorpresas. Todo es nuevo, todo está vivo, todo se estrena por primera vez.

Para eso no hace falta viajar. No es necesario subir al Everest. No hay que mudarse de casa cada día. No hay que cambiar el itinerario del trabajo. Basta con abrir los ojos. O mejor, los cinco sentidos. Afinar los oídos, reposar el gusto, sentir la respiración, renovar la piel. La sensación nueva porque el sentido es nuevo.

Perderse en el trayecto conocido. Descubrir el rincón resabido. Saludar a un amigo como a una aparición. Ser forastero en la propia ciudad.

¿Me atreveré a preguntarle a alguien dónde está la dirección de mi casa?

* Foto de Miriam Piqueras
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Ummmm, perderse en el trayecto conocido, descubrir de nuevo ese rincón por el que hemos pasado cientos de veces, saludar al amigo como si fuera la primera vez que le conociste y, lo mejor de todo, para sentir todo esto, para redescubrir y disfrutar de nuevo, no hace falta ser especial, ni irnos a otros países… sólo hace falta abrir los ojos, los sentidos y dejarse sorprender.

Os propongo dos retos… qué digo «Os»: Nos propongo dos retos:

1º Cuando terminéis de leer este mensaje, y levantéis la mirada del Ordenador, o vayáis a otra sala, a otro despacho… mirar a la persona que os encontréis como si fuera la primera vez que le conocisteis (compañero, compañera del trabajo, marido, mujer, hijos…) Quién sabe el sentimiento que encontraremos!!!

2º Preguntar a alguien por la dirección a nuestra casa… puede que nos de detalles de llegar por los que pasamos todos los días, pero en los que nunca nos hemos fijado.

Ya me contaréis la experiencia….yo voy a probar con la mirada

Abrazote a Todos

Fer

3 pensamientos en “Forastero en su ciudad…

  1. Hola Miriam,

    Al final tu foto ha ilustrado el cuentecillo de hoy… seguro que tu visión del Domingo, la de la foto, fue tan bonita como la visión de Tagore.

    Gracias por compartirla.

    Abrazote

    Fer

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  2. Esto de tener el interné en clase…Jo, qué curioso al leer tu tema para «odres». Resulta que el domingo venía tan contenta para Lugo que me dio por desviarme y subir al Cebreiro, que es un monte bastante emblemático aquí en Lugo desde donde se ve Galicia y Castilla Leon. El caso es que luego, me despisté y en lugar de volver a la autovía, seguí por la nacional y, si la autovía es bonita, la nacional es una pasada…parece que el monte te abrazara o que tú pudieras abrazar el bosque. El resultado…esta foto que te envío.

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