A estas horas de la noche…

Reflejo de la LunaBuenas noches a todos, Paz y Bien

Acabo de releer un cuentecillo… vaya, parece que esta semana va la cosa de cuentecillos, verdad? jeje.

Bueno, como os decía, acabo de releer un cuentecillo que veo muy apropiado para estas horas de la noche. Aquí os lo dejo, como cuando éramos pequeños y nos leían un cuento antes de irnos a dormir.

Ummm, ya sabéis, coger un vaso de leche, leer el cuento, dejar vuestro comentario y… hasta máñana.

Un abrazo… de los que se dan antes de irse a la camita.

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Pincha en «Continuar Leyendo» para ir al cuentecillo… y a la cama.

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¡ OH !

El Abad había pasado la tarde con los novicios. Antes de retirarse a su celda, les dijo deteniendo el paso un momento:

-Ahora vamos a rezar.

Cada uno de vosotros hará una oración que tenga como máximo una palabra. Luego, escucharemos el silencio.

Los novicios comenzaron a orar:

Oh

Señor

Dios

Padre

Luz

Fuego

Justicia

Fuente

Alegría

Paz

(Y se hizo el silencio).

-Amén- concluyó el Abad, fiel a la consigna que él mismo había dado. Antes de despedirse, uno de los novicios preguntó ingenuamente al Abad: – ¿Cuál es la mejor de todas estas plegarias? – Todas – respondió el Abad -, porque todas tienen raíz, y la raíz es la misma.

-Pero, ¿Si tuviera que elegir alguna? – Hoy me quedaría con la Primera («Oh»). en dos letras ¡y una de ellas muda! se expresa más de lo que podríamos pensar. Y haciendo un gesto amable de despedida, terminó: Sólo la supera el silencio

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Para terminar sólo deciros una cosita ¡OH!

Dulces sueños.

Fer

7 pensamientos en “A estas horas de la noche…

  1. Sabio abad, pues ciertamente un sólo ¡Oh!, encierra en sí mismo muchos mensajes; según el momento o circuntancia, el gesto y tono con el que se enfatice, la mirada con la que se acompañe…
    Porque hay palabras que en situaciones especiales no saben nunca expresar lo sentido dentro de las entrañas.Y todo de nosotros puede comunicar mucho más con un simple, pero enriquecedor ¡Oh!; después, el silencio que le sigue permite que se sedimente toda la expresión de esa exclamación en nuestro ser.
    Gracias querido Fer por los ¡Oh! llenos de vida que consigue sacar de mí el sentirme en tu mesa camilla siempre acompañada.
    Abrazote de mediodia para todos.

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  2. Hola Fer,

    Hoy he dormido del tirón… ¿Quizá porque ayer me contaron un cuentecillo antes de irme a dormir sin yo enterarme? ¡Seguro que sí!

    Qué razón tiene este Abad. Muchas veces las palabras más que ayudar estorban y con un sólo gesto, con una palabra y, a veces ni eso, con un sonido lo decimos todos.

    Yo, como mis compañeras, y como el Abad, me quedo con el ¡OH! De sorpresa, de descanso, de ya no puedo más y de vamos a por todas.

    Sin ánimo de ser una cumplidora, que sabes que no lo soy, cada vez que abro el correo y veo un mensaje tuyo me surge un ¡OH! de los de «¿0 ver qué sorpresa nos trae hoy Fer?»

    Buenos días a Todos, que tengáis muchos ¡OH! en este día.

    Ana

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