Hola a todos, Paz y Bien:
Si buscas en internet cuánto se tarda en afianzar un hábito, te encontrarás con múltiples respuestas. La más conocida —aunque parece que no cierta— es que un hábito se consolida en 21 días. Como os digo, parece que esto no es así. Las investigaciones más serias hablan de más de dos meses para establecerlo. Y claro, en esta sociedad de las prisas y la inmediatez en la que vivimos, para muchos eso ya es una eternidad.
Vemos a alguien en buena forma física y pensamos que, apuntándonos al gimnasio, en una semana estaremos igual. Nos encantaría aprender idiomas, pero —eso sí— queremos resultados inmediatos, en cuestión de días. Y así nos pasa con tantos y tantos proyectos que iniciamos y no acabamos.
Dicen los estudios más rigurosos que si estableces un plan de acción sobre el hábito que quieres adquirir —cómo llevarlo a cabo, dónde y cuándo—, tendrás el triple de probabilidades de lograrlo. A esto se le llama “intención de implementación”. Otro aspecto clave para conseguir un cambio es centrarse en uno solo cada vez. Si intentas iniciar varios hábitos al mismo tiempo, lo más probable es que no consolides ninguno.
Vivimos en la época del “clic”: todo al instante, sin movernos del sofá. Vemos algo que nos gusta, apretamos un botón y, muchas veces, ese mismo día lo tenemos en la puerta de casa. Y si no nos satisface, otro clic y lo devolvemos. Pues bien, con estas alforjas de inmediatez pretendemos hacer el camino de cambiar un hábito, emprender un nuevo proyecto o alcanzar una nueva meta… y así nos va.
Nos estamos acostumbrando a lo inmediato y dejamos pasar muchas cosas que requieren de otros tiempos: los cambios, los nuevos proyectos, incluso preparar la comida o mantener la relación con los amigos. Todo necesita su tiempo. Seguro que os ha pasado alguna vez de preguntar a vuestras madres o abuelas: ¿Cuánto tiempo dejo el guiso para que se haga bien? Y obtener la mejor de las respuestas posibles: “lo que te pida”. Pues eso, que hay muchas cosas en la vida que no son inmediatas y hay que dedicarles el tiempo que te pidan.
Termino con una fábula de Samaniego —muy en línea con el esfuerzo que supone cualquier cambio— que me gusta desde pequeño. Y, como buena fábula, consigue narrar, ilustrar y enseñar:
Subió una mona a un nogal, y cogiendo una nuez verde, en la cáscara la muerde; con que la supo muy mal. Arrojola el animal, y se quedó sin comer. Así suele suceder a quien su empresa abandona, porque halla, como la mona, al principio qué vencer.
Un fuerte abrazo… esos que duran «lo que pida»,
Fernando
Odres Nuevos
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