Hola a todos, Paz y Bien.
Esta mañana hemos estado en la presentación del Plan de Envejecimiento Activo y Prevención de la Dependencia de la Comunidad de Madrid. Se han expuesto las vías de actuación del plan, donde uno de sus puntos es potenciar actividades para prevenir el sentimiento de soledad. Como ya sabéis, se dice que la soledad no deseada es la epidemia silenciosa del siglo XXI.
Me vino a la mente una viñeta que publicó hace unos años el gran José María Nieto en relación con la ley que aprobó la Comunidad Autónoma de La Rioja, que prohibía que las mascotas estuvieran solas más de 48 horas y obligaba a sus dueños, entre otras cosas, a pasearlas dos veces al día.
Algo está fallando, algo no estamos haciendo bien, cuando una de cada tres personas se siente sola en esta sociedad de la hiperconexión y de las redes sociales. Cada vez estamos más conectados, pero menos comunicados. Como decía Zygmunt Bauman: «Somos solitarios en contacto permanente».
Si esta soledad la llevamos al mundo de las personas mayores y, más concretamente, a los mayores de España, podemos decir que hay cerca de tres millones de personas mayores que viven solas —mayoritariamente mujeres—. Según los datos del Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada, un 43 % de las personas que viven solas en España tienen más de 65 años. Ojo, que otra franja de edad en la que la soledad no deseada está especialmente extendida es la de la juventud, con un 34,6 % entre los 18 y 24 años.
Esta soledad, la falta de visitas, de contacto directo, de roce con el otro, no se contrarresta con las relaciones superficiales que mantenemos en las redes sociales. No, Internet no es remedio para la soledad. Tenemos que buscar “relaciones de calidad”. En este sentido, el psicólogo Alfredo García Garate indica: «Hay que rodearse de aquellos con los que puedas ser aceptado, reconocido y con intimidad suficiente para poder compartir tus sentimientos, ya sean buenos o malos».
Qué importante lo de rodearte de gente con la suficiente intimidad como para poder compartir sentimientos, tanto buenos como malos, ¿verdad? En especial, tener un espacio de relación donde poder compartir los momentos difíciles —que también forman parte de nuestras vidas—, ya que en Internet vivimos —salvo contadas excepciones— en la burbuja de mostrar solo momentos buenos, fachadas, máscaras… y eso no es la vida real.
Están muy bien las leyes que protegen a nuestras mascotas y las redes sociales, pero algo tenemos que hacer para acercarnos a las personas que están en soledad, en especial a las personas mayores que se encuentran y se sienten solas.
Quizá una llamada a nuestros familiares mayores para ver qué tal están, o una visita a nuestros vecinos mayores para ver si necesitan algo (posiblemente lo que más necesiten sea esa visita), tal vez un voluntariado de acompañamiento o, simplemente, ser conscientes de que esta realidad de soledad no deseada existe… Ese ya sería un buen punto de partida para comenzar a hacer algo.
¿Cuándo fue la última vez que llamaste o visitaste a ese familiar, o a ese vecino mayor, que vive solo?
Me quedo con la frase de Gustavo Adolfo Bécquer: «La soledad es muy hermosa… cuando se tiene alguien a quien decírselo».
Un fuerte abrazo… de los que se comparten en persona,
Fernando
Odres Nuevos
Descubre más desde Odres Nuevos
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
