Hola a Todos, Paz y Bien
Poco a poco, día a día, vuelvo a la realidad de Madrid… Ayer, después de pasar todo el verano fuera, lejos de los amigos, lejos de la gente conocida, volví a la Parroquia, a la misa de nueve celebrada por José Luis; esa misa que nos ha unido a muchos de nosotros… y ayer volvieron a mi día a día muchas caras conocidas: Mª Ángeles, Chema, Antonio, Maribel, Fran, Jorge, Rosa, Gonzalo, Iván…
Cuando estaba preparando el viaje a Mozambique busqué algo de literatura Portuguesa, por eso de ir acostumbrándome al idioma, y en esa búsqueda encontré a una poetisa que me encantó: Cecilia Meireles (os la recomiendo).
«Hay personas que nos hablan y ni las escuchamos;
hay personas que nos hieren y no dejan ni cicatriz,
pero hay personas que
simplemente aparecen en nuestra vida
y nos marcan para siempre.»
(Cecília Meireles)
La vuelta a Madrid, después de un mes tan intenso, está siendo, en cierta forma, como el poema de Cecilia: un reencuentro con esas personas… con todos vosotros, que un día aparecisteis en mi vida y me marcasteis.
Ayer, oyendo el Salmo en la Celebración, vinieron a mi memoria dos amigos de esos que también te marcan para siempre. Ayer, al oír el Salmo me acordé del día que vinieron a misa los dos chicos de Venezuela (Diego y Jorge), que nos amenizaron con sus excelentes voces. Fue un momento muy bonito, verdad?
Por eso, por el reencuentro con la Parroquia, por el reencuentro con todos vosotros, por el recuerdo de los amigos, quería compartiros una de las canciones que cantaron Diego y Jorge… en la espera de que cuando la oigáis recordéis a todas esas personas que en algún momento aparecieron en vuestra vida y os marcaron para siempre.
Abrazo enorme,
Fer
Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»
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