Buen Camino

Hola a todos, Paz y Bien

Hoy regreso a Madrid después de dos días de productivas reuniones.

Reservé con tiempo el primer tren de la mañana para llegar antes a casa y aprovechar más el día, pero, como viene siendo habitual en la Red Nacional de Ferrocarriles Españoles (Renfe), al llegar a la estación nos indican:

«¿No han recibido la notificación?» —claramente no la habíamos recibido—.
«Debido a una incidencia operativa, el primer trayecto hasta Madrid se realizará en bus.»

Hace poco me enviaron una viñeta en la que se podía ver al ministro de turno en una estación diciendo: «El gobierno está realizando cambios para mejorar el servicio ferroviario». Mientras, en la parte trasera, un operario cambiaba las siglas de Renfe por “Ten Fe”. Y es así. Últimamente, coger un tren en España se está convirtiendo en un acto de fe: ¿llegará puntual? ¿Se parará en el camino? ¿Habrá alguna incidencia? ¿Lo cancelarán?

No me tocó otra más que resignarme, coger la maleta mientras iba pensando lo fiable que era antes viajar en tren y salir fuera de la estación, donde nos esperaban tres autobuses para iniciar el primero de los trayectos por carretera.

Delante de mí, un grupo de personas mayores francesas, con cara de desorientación, caminaba siguiendo a la multitud sin comprender qué pasaba.

Dicen que la información debe ser veraz, relevante, actual, clara, comprensible, accesible y confiable. Qué importante que esto sea así, en especial cuando hay incidencias o cambios repentinos que nos pillan fuera de juego. Y ya no os digo, como el grupo francés, si el fuera de juego te coge lejos de tu país o con algún tipo de problema de comprensión.

Y ante esta situación, en que la comunicación institucional no fue todo lo precisa y clara que debería haber sido, quienes logramos enterarnos un poco más de lo que estaba pasando tuvimos que actuar como lo hace un buen peregrino en el Camino de Santiago: ofreciendo consejo, apoyo, ayuda y hospitalidad a los compañeros de viaje. (Quién sabe cuándo seremos nosotros los que no comprendamos lo que está pasando, y busquemos con la mirada a alguien que nos tienda una mano).

«Cuando el Sol se escondía detrás de las montañas, preguntó:
—¿Hay alguien que quiera sustituirme?
—Se hará lo que se pueda —respondió la lámpara de aceite.»—R. Tagore

Un abrazo… de los que dan seguridad en el camino.

Fernando
Odres Nuevos


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