Buenos días a Todos, Paz y Bien
Qué bien llegar a Madrid y que ya sea JUUUEVEEES!!! Aunque volver de la Tierra siempre te deja esa sensación de «morriña» que tarda unos días en pasar.
Esta mañana preparando el archivo de las lecturas del Domingo para la ONG, y leyendo el Evangelio de este Domingo de Ramos, la parte que habla de Simón el de Cirene; me he acordado de una canción de Julieta Venegas, que os paso más adelante….
«Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a que llevara la cruz…»
Esta frase me ha hecho pensar la de veces que no soy capaz de coger directamente la Cruz y, al igual que Simón, muchas veces tiene que venir alguien a «despertarme» y decirme… Anda coge la Cruz y deja de mirar desde la orilla.
Os imagináis a Simón… ahí, entre el gentío de personas que miraban, pasando desapercibido, pero viendo claramente la situación, siendo consciente de la situación que se estaba viviendo… y, de pronto, alguien le coge, le saca del medio de la multitud, le «despierta» y le dice TÚ DEJA DE MIRAR Y AYUDA A ÉSTE.
Pues es un poco lo que me pasa a mi muchas veces, que estás ahí, en medio del gentío, mirando sin decir nada, tapadito con la gente, pasando inadvertido; pero no sin dejar de ser consciente de las injusticias, de los malos momentos de los otros, de……tantas y tantas cosas.
Mi momento de Cuaresma es un poco esto, el pararme a pensar si no estoy siendo demasiado «espectador», si no me he acomodado entre la multitud y miro los problemas, las necesidades, las injusticias… como si fueran un escaparate al que no me meto.
Quizá la Cuaresma sea un poco como ese soldado romano que te coge, te saca del gentío, te «despierta» y te dice TÚ DEJA DE MIRAR Y PONTE A AYUDAR…
Bueno, no me enrollo más… aquí os dejo con la Canción que es todo lo contrario, es como una invitación a compartir… «Si quisieras andar conmigo…».
Creo que Jesús, al contrario que el soldado romano, nos invita a ir con Él desde nuestra libertad… «Si quisieras andar conmigo…», «Si quisieras cargar mi cruz…», «Si tú supieras cuanto te amo…», «Si conocieras el don de Dios»…