Cuando llegue la gente

Hola a todos, Paz y Bien.

Sigo de viajes y reuniones y, por ello, sigo siendo impuntual con mis reflexiones. El lado positivo es la cantidad de nuevas anécdotas que se van acumulando para compartir.

Ayer volvía a Madrid en el AVE y me fijé en el nerviosismo de muchos pasajeros —casi diría de la mayoría—, desde que anuncian la vía hasta que toman posesión del asiento asignado.

Pensaba: todos tenemos un sitio reservado. Al contrario que en los aviones, hay espacio suficiente para quienes llevan una maleta grande y para los que vamos con lo puesto o, como mucho, con una mochila. Tiempo hay, y de sobra, para subir al tren… pero, desde el mismo momento en que se anuncia la vía de salida por megafonía, nos entran las prisas y queremos ser los primeros en llegar a nuestro sitio. Como si, ya en la estación y sin una urgencia real, el tren fuera a salir sin esperarnos.

Me vino a la memoria el libro Ébano, donde el escritor polaco Ryszard Kapuściński narra, desde su enfoque como reportero, su vivencia en África. Me acordé del pasaje en el que el periodista tiene que coger un autobús para ir de una ciudad a otra:

“Nos subimos al autobús y ocupamos los asientos. En este momento puede producirse una colisión entre dos culturas, un choque, un conflicto. Esto sucederá si el pasajero es un forastero que no conoce África. Alguien así empezará a removerse en el asiento, a mirar en todas direcciones y a preguntar: «¿Cuándo arrancará el autobús?»
—«¿Cómo que cuándo?», le contestará, asombrado, el conductor. «Cuando se reúna tanta gente que lo llene del todo.»” (Ébano – R. Kapuściński)

Esta anécdota le da a Kapuściński una reflexión más amplia: los europeos dependemos del tiempo para existir y funcionar, mientras que en África es el hombre quien influye sobre el tiempo, sobre su ritmo y su transcurso.

“El tiempo es una realidad pasiva y, sobre todo, dependiente del hombre. Todo lo contrario de la manera de pensar europea. Traducido a la práctica, eso significa que si vamos a una aldea donde por la tarde debía celebrarse una reunión y allí no hay nadie, no tiene sentido la pregunta: «¿Cuándo se celebrará la reunión?» La respuesta se conoce de antemano: «Cuando acuda la gente.»” (Ébano – R. Kapuściński)

Sé que en nuestra sociedad de las prisas y de la productividad esto es imposible. Pero sería genial ir tranquilo a los trenes, a los aviones y a las reuniones, sabiendo que no saldrán ni comenzarán… hasta que acuda la gente.

Un abrazo… de los que solo se pueden dar cuando los dos llegan.

Fernando
Odres Nuevos

Tiempo de abrazar y de acompañar

Hola a todos, Paz y Bien.

Me acaban de comunicar que ha fallecido el padre de una buena amiga. Aunque hace ya mucho tiempo que no coincidíamos, guardo un muy buen recuerdo de él. Una persona familiar, cercana y muy agradable. Vaya hoy mi oración y mi recuerdo con él y su familia.


Me viene a la mente el versículo de Eclesiastés 3:1-8, que habla de que todo tiene su tiempo y su momento: Tiempo de nacer y tiempo de morir… Tiempo de plantar y tiempo de cosechar… Tiempo de llorar y tiempo de reír… Tiempo de callar y tiempo de hablar.

El tiempo. Algo que no podemos ver ni tocar, pero que marca el ritmo de nuestra vida. Cada uno sabe en qué tiempo está y, sobre todo, cómo quiere gastarlo.

Recuerdo un pasaje de El Principito, en el que se encuentra con un vendedor de píldoras para calmar la sed:

—Buenos días —dijo el principito.
—Buenos días —dijo el vendedor.

Era un vendedor de píldoras perfeccionadas que calmaban la sed. Se tomaba una por semana y ya no se sentía la necesidad de beber.

—¿Por qué vendes eso? —preguntó el principito.
Es una gran economía de tiempo —respondió el vendedor—. Los expertos han hecho cálculos: se ahorran cincuenta y tres minutos por semana.
—¿Y qué se hace con esos cincuenta y tres minutos?
—Se hace lo que se quiere…

Yo —se dijo el principito—, si tuviera cincuenta y tres minutos para gastar, caminaría lentamente hacia una fuente…

Hoy es un buen día para gastar nuestro tiempo en recordar y dar gracias por la vida de nuestros seres queridos.

Un fuerte abrazo, en especial para Pilar y su familia… de los que acompañan,

Fernando
Odres Nuevos

Palabras con tiempo

Hola a Todos, Paz y Bien

Cuando nos paramos un momento a escuchar lo que la otra persona quiere decirnos, sea lo que sea, siendo conscientes de que para ella es importante… esas palabras y ese momento toman un significado totalmente distinto.

Un abrazo… de los que se dan cuando paras un momento,

Riquezas…

Hola a Todos, Paz y Bien

Así se despedía ayer el día… y es que Madrid también tiene atardeceres preciosos.

Disfrutemos de todas las Riquezas que tenemos a nuestro alcance todos los días.

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Odres Nuevos - Tiempo para disfrutar.

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Hay que dejarse sorprender por esas riquezas que día a día pasan por delante de nosotros…  Ya decía Ortega y Gasset: «Sorprenderse y maravillarse es comenzar a entender». ¡Dejémonos sorprender por la Vida!

Un abrazo… de los que sorprenden,

Fer

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