Siempre Cuidar

Hola a Todos, Paz y Bien

Por si os fuera de interés, os adjunto mi comentario en la Revista 21 de este mes de Julio: «Siempre Cuidar«.

Hola a Todos, Paz y Bien

Estos días se está hablando mucho de las iniciativas legislativas sobre la eutanasia y el suicidio asistido y para mí esto, como dice Roberto Germán en su libro El final de la vida, es querer matar moscas a cañonazos: querer acabar con el sufrimiento y el dolor de un enfermo poniendo fin a su vida.

Como también indica R. Germán, es cierto que debemos avanzar en eliminar el sufrimiento humano, pero no eliminando al ser humano que sufre. Aquí juega un papel fundamental la medicina paliativa, que C.M. Saunders define perfectamente con estas palabras: Tú importas porque eres tú, y tú importas hasta el último momento de tu vida. Nosotros haremos todo lo que podamos, no solo para ayudarte a morir apaciblemente, sino también para ayudarte a vivir hasta que mueras.

Cuando en la medicina se llega a un punto donde ya no hay nada que hacer, donde ya no se puede curar (medicina curativa), se abre una puerta enorme a una etapa donde hay muchísimo trabajo por delante: la medicina cuidativa, del cuidado que alivia y conforta, del afecto.

Es posible que no podamos curar, pero siempre, siempre, podemos y debemos cuidar.

Quiero en este pequeño artículo reivindicar esta vía del cuidado afectivo. El afecto es una capacidad cognitiva. Una de las primeras que se desarrollan en el ser humano y una de las últimas que se pierden, por eso es tan importante no dejar de actuar afectivamente hasta el final de la vida. La ternura es el cauce, el lenguaje por el que transmitimos este afecto. La caricia y el beso el vehículo que llevan este mensaje.

El concepto de retrogresión nos hace entender el potencial de este cuidado afectivo desde la ternura. Esas caricias, esos besos que nos han dado de pequeños se nos quedan grabados permanentemente. Es por eso que cuando nos cuidan con ternura, con cariño, volvemos a ese momento, a esa seguridad, a esa protección que sentíamos… Quizá la persona enferma no es capaz de saber quién le da el beso, pero sí es capaz de sentir esa seguridad y ese cariño.

Así mismo, la vía afectiva es lo que le permite al otro darse cuenta de lo valioso que es. Uno de los argumentos en defensa de la Eutanasia se apoya en la falta “dignidad” de la persona y, precisamente, la afectividad es una de esas fuentes de Dignidad humana. La Dignidad la percibimos a través de los otros: según nos miren, según nos hablen, según nos traten… Los otros son espejos que nos hacen ver cómo nos sentimos.

Reivindiquemos, como el papa Francisco, la Revolución de la ternura con todos y, especialmente, con los mayores y con los enfermos. Y no una ternura ñoña, sino, como dice José Carlos Bermejo: Ternura como la expresión más serena, bella y firme del respeto y del amor. Como traducción del reconocimiento hacia una persona a la que no se quiere juzgar, sino ayudar.

Quiero acabar con unas palabras del filósofo Carlos París, que resumen muy bien ese momento de medicina cuidativa, esa dignidad hasta el último momento de nuestra vida por la vía afectiva: Soy amado, luego existo.

No dejemos de cuidar.

Un abrazo, Fer

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Un fuerte abrazo… de esos que siempre cuidan,

Fer

3 pensamientos en “Siempre Cuidar

  1. ESTIMADO FER:

    ¡BUENAS NOCHES Y FELIZ JORNADA Y SEMANA! Recién llegado de Camerún, dónde he visto una realidad «distinta» a la nuestra y también muy necesitada de cuidado, especialmente l@s niñ@s, leo tu artículo del cuidar y digo: AMÉN. Un fuerte abrazo saludable y afectuoso;
    IÑAKI

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