Amando hasta el extremo – Jueves Santo

Hola a todos, Paz y Bien

Nos adentramos en el Jueves Santo. Día del Servicio. Día del amor fraterno. Pero no un amor cualquiera… un amor hasta el extremo.

«Hasta el extremo» («eis telos«), en el más alto grado, hasta alcanzar el objetivo final…

Os dejo con un texto muy interesante de Dolores Aleixandre para el Jueves Santo: «Se levantó de la mesa«

En la noche en que iba a ser entregado, Jesús realizó un gesto insólito: se levantó de la mesa distanciándose del lugar reservado a quienes presiden y se situó en el de los que, entonces y ahora, pertenecen a la categoría de “los que sirven”. Sabía que el lugar en que estemos situados condiciona nuestra mirada y por eso tomó distancia y adoptó la perspectiva que le permitía percibir otras dimensiones de la vida. Desde ese lugar se toca de cerca el barro, el polvo, el mal olor, la suciedad…, todo eso de lo que los sentados a la mesa creen estar a salvo o sencillamente ignoran y desprecian. A ras del suelo y en contacto con los pies de los demás, se produce un cambio de plano que revela lo elemental de cada persona, su desnudez, las limitaciones de su corporalidad. Y miradas desde ahí, cualquier pretensión de superioridad o dominio se descubre como ridícula y falsa.

Desde aquel lugar, el de “uno de tantos”, él veía cerca y dentro a los que otros consideraban lejos y fuera y, en cambio, los de arriba resultaban estar abajo. Porque para él los más, los mayores y los importantes eran aquellos que a nuestros ojos son menos. El lugar en que había decidido situarse había creado esta “revolución de adverbios” que tanto nos sobresalta y a la que tanto nos resistimos. La sola posibilidad de ese desplazamiento nos resulta amenazadora porque nos saca del terreno de lo conocido y nos invita a descubrir nuevos significados que no coinciden con los que consideramos evidentes. Y sin embargo él se lo exigirá a quien quiera seguirle: tendrá que estar dispuesto, lo mismo que él, a “no tener dónde reclinar la cabeza”, a ir más allá de todo aquello en lo que la cabeza (la de ellos y la nuestra) “se reclina”, descansando en lo que se cree saber, controlar o dominar.

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Y nosotros… ¿Nos levantamos? ¿Nos situamos? ¿Tomamos distancia? ¿Somos de los que sirven o pedimos que nos sirvan? ¿Amamos hasta el extremo?

Os dejo con las palabras y la bellísima canción de Maite López, que bien nos sitúa en ese momento:

Esta canción nace de la contemplación del texto del lavatorio de los pies. En el vídeo aparecen muchas imágenes, entre las que destaca algunas pinturas de gran belleza del artista Sieger Köder, que hablan por sí mismas.

De principio a fin, esta presente el pan y el vino de la eucaristía, de la mesa compartida, puesto que el relato de Juan es un relato eucarístico. Como tal, y lejos de proponer una oración desvinculada de la realidad, hay rostros y escenas de nuestro mundo, de nuestro día a día: refugiados, niños de la calle, hombres y mujeres que sufren en silencio, ancianos con su cara y su cruz. Detalles que a veces se nos pasan inadvertidos y que hacen presentes en nuestra oración la entrega cotidiana y el compromiso por el Reino.

También hay símbolos como la luz de las velas, el fuego, el viento del espíritu, un campo de espigas, el cielo en el horizonte, el caminar en el asfalto, el metro con sus gentes, la ternura de las madres. Todo tiene un significado… Un vídeo hecho para entrar en diálogo con Jesús y escuchar con el corazón. Y, a través de todo ello «sentir y gustar internamente» la profundidad de su amor y el deseo de servir con él y como él.

Maite López

Un fuerte abrazo… fraterno, hasta el extremo,

Fer

#OdresNuevos #JuevesSanto

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