Ya está aquí el nuevo libro de mi queridísimo Fernando Cordero Morales: “¿Qué pinta Dios hoy?” Una alegría y un orgullo enorme haber hecho el prólogo.
No dejéis de buscar el libro de Fernando, pues, sinceramente, merece mucho la pena. Os va a encantar.

Prologar un libro donde el autor destina todos sus beneficios a labores sociales y de pastoral en los suburbios de Manila (Filipinas) es ya, de por sí, un orgullo. Si ese libro va acompañado de un dibujo en la cubierta de mi queridísimo Fano es, además, una gran alegría. Y si a todo esto le sumamos que el autor del libro es mi gran amigo Fernando Cordero, entonces, como dice el anuncio… Esto no tiene precio.
El título que da Fernando al libro es una pregunta que todos nos hemos hecho en algún momento de nuestra vida, incluso, pudiera ser que alguno se la esté planteando en estos momentos: ¿Qué pinta Dios hoy? Aunque, quizá, también pudiera ser que nunca te hayas hecho esta pregunta, con lo cual te invito a que antes de iniciar la lectura de este libro te tomes un momento y pienses: ¿Qué pinta Dios hoy? ¿Qué pinta Dios hoy… en nuestra sociedad? ¿Qué pinta Dios hoy… en tu vida?
Quiero enlazar este título/pregunta con una metáfora referida al fútbol que utiliza Fernando Cordero en las primeras páginas: «Si no hay ocasiones, no hay goles» y es que, muchas veces, no encontramos ocasiones, no encontramos los momentos para hacernos estas preguntas ¿verdad? Y… «Si no hay preguntas, no hay respuestas».
Una de las cosas que Fernando Cordero nos transmite a lo largo del libro es la necesidad de crear entornos propicios para que se susciten estas preguntas y, lo más importante, crear, suscitar, motivar estos entornos desde la realidad en que vivimos hoy en día, desde nuestras realidades.
Con este libro Fernando Cordero pone en nuestras manos ese momento, ese entorno necesario para reflexionar, para pensar, para que se susciten preguntas y surjan respuestas. O siguiendo con el símil futbolístico, pone en nuestras manos una gran oportunidad de gol.
Y no solo nos da algo tan necesario como el espacio y el momento para reflexionar, sino que, además, nos da un montón de recursos, de citas, de historias, de orientaciones, de pensamientos y de experiencias propias vividas en primera persona, que dan cercanía y autenticidad a lo que nos presenta… y es que, como decía Albert Einstein: «El ejemplo no es la mejor forma de enseñar, es la única».
Se nos invita a leer el libro como exploradores, con ganas de sorprenderse, de aprender, y no como turistas que lo llevan todo atado y bien atado sin salirse ni unos metros de la ruta premarcada en el mapa. Muchas veces vamos por la vida con todo tan organizado que es imposible que nada nos sorprenda, porque no nos dejamos sorprender.
Mi consejo es que te metas en este libro como un aventurero, arriesgando en la búsqueda, sin tener ya prefijadas respuestas o expectativas, simplemente dejándote sorprender cada vez que pases las páginas.
Tienes en tus manos un libro de los que se leen más de una vez, de los que se subrayan y a los que se les hacen anotaciones en los márgenes, pero, sobre todo, tienes en tus manos un libro «actual», con inquietudes y temas de hoy: desde la misión compartida, pasando por las redes sociales y el WhatsApp, hasta los «Padres Drones» (esos que revolotean todo el día y quieren controlar hasta el mínimo detalle de sus hijos).
Tienes en tu mano, más que un libro, una herramienta que, sin lugar a dudas, te ayudará a poder dar respuesta a esa pregunta tan importante de «¿qué pinta Dios hoy?».
Gracias Fernando, hermanillo, por confiar en mí el prólogo de este libro, todo un orgullo. Gracias, especialmente, por ser como eres, por tu amistad y por tu forma de transmitir con tu vida y con tus libros el Evangelio.
Con mucho cariño cierro ya este prólogo para que te puedas lanzar, sin más dilación, a la aventura de saber qué pinta hoy Dios en tu vida.
Un fuerte abrazo… de lector aventurero.
Fernando Mosteiro Alonso
odresnuevos.es
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